Meghan Markle confesó haberse sentido como una “princesa esclava” durante su breve vida en la realeza británica, previo a su mudanza a California, donde reinició su vida con el príncipe Harry.
La duquesa de Sussex volvió a ser el tema de conversación luego de que se revelara cómo fue su supuesta experiencia “traumática” dentro de la familia real británica tras casarse con Harry en 2018.
De acuerdo con nuevas declaraciones reveladas en el libro Gilded Youth, escrito por el autor real Tom Quinn, la exactriz estadounidense describió su papel como el de una “princesa esclava”.
Según el autor, Meghan llegó a la realeza con la ilusión de encontrar libertad, glamour y sobre todo el protagonismo que creyó tendría como una princesa, pero la realidad fue muy distinta. En lugar de disfrutar del idílico estilo de vida que imaginaba junto al príncipe Harry y otros miembros de la institución, se encontró con un sistema inflexible, lleno de protocolos, tradiciones históricas y limitaciones que la hicieron sentir atrapada y como una “esclava”.
Una fuente cercana al palacio aseguró que Meghan Markle llegó a “jugar la carta racial” al llamarse a sí misma “princesa esclava”; sin embargo, dicho informante afirmó que la realidad era distinta y que Meghan exageraba sobre el supuesto mal trato que le daba la familia real y que mentía sobre las acusaciones de racismo.
El insider apuntó que Meghan, durante el tiempo que vivió en Inglaterra, disfrutó de su estancia en una de las residencias más imponentes del reino, rodeada de lujos, personal que la atendía 24/7 y otros privilegios, aunque obligada a cumplir con las normas de comportamiento y una agenda de trabajo exacta que se exigen a todo miembro de la realeza.
“Ella se presentó como víctima, cuando en verdad estaba en una posición muy privilegiada”, explicó la fuente, resaltando la visión contradictoria que Markle compartió en una exclusiva entrevista con Oprah sobre su vida en Londres y su rol como esposa del príncipe Harry.
Quinn detalló que uno de los aspectos que más incomodaba a Meghan Markle como miembro activo de la familia era la constante supervisión de lo que podía o no podía hacer y decir en público.
“Era una superestrella mundial, pero le imponían silencios y reglas estrictas. Eso la enfurecía”, afirmó el autor real, quien ha investigado la vida de los jóvenes royals durante décadas a través de fuentes cercanas a cada príncipe y duque.
En su libro Quinn reveló que Meghan se sintió agraviada cuando se enteró que su residencia principal en Reino Unido sería Frogmore Cottage, una propiedad del Palacio de Kensington en lugar del Castillo de Windsor, donde esperaba vivir.
El autor afirma que para Markle, este gesto fue interpretado como un desprecio hacia su papel dentro de la institución.
Las múltiples decepciones dentro de la institución hicieron que Meghan quisiera alejarse con el príncipe Harry de la monarquía e iniciar una vida nueva en Estados Unidos como miembros separados de la familia real, pero aún conservando sus títulos.
Tom Quinn señala en su libro que estos incidentes hicieron que la duquesa de Sussex tuviera resentimiento contra la monarquía y con la idea de que su esposo quisiera regresar como príncipe del Reino Unido.
Según cuenta, aunque Harry ha buscado la forma de regresar al palacio y la reconciliación con su padre, el rey Carlos III, así como con su hermano, el príncipe William, Meghan está en contra de retomar la breve vida que abandonó en 2020.