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La tragedia de la princesa Diana vuelve a estar en el centro del debate a más de 30 años de su fallecimiento, y esta vez las miradas apuntan directamente a la BBC, cadena a la que le dio aquella entrevista reveladora sobre la infidelidad del entonces príncipe Carlos con Camila Parker Bowles.
Nuevas declaraciones del periodista Andy Webb, quien ha investigado el caso durante más de dos décadas y compartió sus hallazgos en un nuevo libro, sugieren que la cadena británica y el reportero Martin Bashir podrían haber desempeñado un papel indirecto en el camino que llevó a la muerte de la princesa en 1997 en París junto al heredero Dodi Al-Fayed.
Webb, exreportero de la misma cadena de televisión, asegura en su libro Dianarama: La traición de la princesa Diana que el polémico encuentro televisivo que Bashir obtuvo con Diana no sólo estuvo rodeado de engaños, sino que cambió drásticamente la vida de la princesa, aislándola de personas clave que la protegían y orillandola a la muerte.
En una nueva entrevista con el Australian Herald Sun, el periodista detalló sus hallazgos con respecto a la forma en que la cadena obtuvo la entrevista y las declaraciones que le dio Lady Di: si la BBC hubiera actuado con transparencia tras descubrir cómo se consiguió la entrevista, la historia de Diana podría haber tomado otro rumbo. “Ella estaría viva hoy”, afirmó Webb.
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“Diana tendría 64 años, tendría cinco nietos y para su familia es ese conocimiento, si la BBC hubiera hecho lo que claramente debía haber hecho, incluso sobre esa base del simple deber de cuidado de notificar sobre lo que había sucedido (con la entrevista) su vida habría seguido un curso diferente”, apuntó el autor.
El reportero sostuvo que Martin Bashir cruzó todos los límites para convencer a Diana de hablar en televisión y de dar las revelaciones que dio, un acto que, según él, desencadenó un sinfín de consecuencias devastadoras para la princesa.
Webb recuerda que los directivos de la BBC se enteraron de inmediato que Bashir había recurrido a documentos falsos para ganar la confianza del hermano de Diana, Charles Spencer, y acceder a ella y aún así permitieron que el material saliera al aire y más tarde encubrieron la irregularidad.
El autor dijo: “Si Bashir no hubiera hecho lo que hizo, las cosas habrían sido muy, muy diferentes, por supuesto. Lo que sus jefes supieron rápidamente fue que Bashir había encargado documentos falsificados; sabían que los había hecho pasar por auténticos, y sabían que Bashir había mentido sobre lo que había hecho tres veces cuando se le preguntó al respecto”.
Estas revelaciones no son nuevas. En 2021, otra investigación independiente liderada por Lord Dyson confirmó que Bashir usó pruebas falsas para manipular a Diana y que la BBC falló al investigar lo ocurrido.
Webb retoma esos hallazgos en su libro Dianarama, donde profundiza en el impacto emocional y social que las mentiras del periodista Martin Bashir tuvieron sobre la princesa, además de detallar archivos internos y testimonios involucrados.
El autor explica que, tras creer las historias “inventadas” por Bashir, Diana comenzó a desconfiar de su círculo más cercano, incluyendo a su secretario privado Patrick Jephson, quien renunció semanas después de la entrevista.
También se vio afectado su equipo de seguridad, algo que, según Webb, dejó a la entonces princesa de Gales vulnerable durante los meses que le siguieron, especialmente mientras lidiaba con la presión mediática y los conflictos con la familia real, hasta su muerte por el trágico accidente automovilístico.
Entre las presuntas mentiras que Bashir habría usado para manipular a Diana se encuentran afirmaciones extremas: que el príncipe Edward tenía SIDA, que la niñera de sus hijos había quedado embarazada del entonces príncipe Carlos, o incluso que su hijo William llevaba un reloj espía.
Estas teorías crearon un clima de paranoia que influyó en la decisión de Diana de dar la entrevista en secreto el 5 de noviembre de 1995, una transmisión que vieron unos 200 millones de personas en todo el mundo.
El periodista insiste en que aquella conversación fue el punto de inflexión de la princesa; a partir de ahí comenzó su aislamiento, lo que la llevó a confiar en personas que le hacía mal.
“La familia de Diana, su hermano Earl Spencer, en particular cree firmemente que su vida no habría seguido el desastroso curso que se siguió”, apuntó el autor.
Agregó: “Como resultado de las mentiras que dijo Bashir, Diana se deshizo de las personas que la rodeaban en quienes confiaba, que tenían sus mejores intereses en el corazón, el más importante de todos su secretario privado Patrick Jephson”.
La BBC ha pedido disculpas públicas en varias ocasiones, pero Webb sostiene que las repercusiones humanas del escándalo siguen vigentes, sobre todo para los hijos de la princesa. Su conclusión es directa: si la verdad hubiera salido a tiempo, la princesa de Gales podría haber tenido un destino completamente distinto, y ahora estaría viva, aunque alejada de la familia real y de la atención mediática.
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